En los primeros 10 minutos, 10 cucharadas de azúcar entrar en tu sistema digestivo (lo equivalente al 100% de la cantidad recomendada). Lo único que consigue hacer impedir que no vomites por la entrada masiva de edulcorante es el ácido fosfórico que disimula el sabor permitiéndote digerirlo.
Transcurridos 20 minutos, tus niveles de azúcar se disparan, provocando un aumento de la insulina, lo que hace al hígado transformar todo el azúcar que encuentra en grasa.
A los 40 minutos concluye la absorción de la cafeína: tus pupilas se dilatan, la presión sanguínea se eleva, y el hígado aporta más azúcar al torrente sanguíneo. Los receptores de adenosina de tu cerebro se bloquean para evitar el adormecimiento.
En 45 minutos, tu organismo aumenta la producción de dopamina, que estimula los centros de placer en tu cerebro (una acción semejante a la de la heroína).
A los 60 minutos, el ácido fosfórico bloquea el calcio, el zinc y el magnesio en el intestino grueso, acelerando tu metabolismo. Las altas dosis de azúcar aumentan la eliminación del calcio en la orina. Las propiedades diuréticas de la cafeína en este momento también tienen efecto, pues debes ir al servicio. Así expulsas el calcio, el magnesio, el zinc, el sodio y el agua que deberían ir destinados a tus huesos.
Un par de horas después viene el bajón de la cafeína, se te pasa la euforia inicial, te da el “bajón de azúcar” y te vuelves irascible o perezoso.
Desde que la Cocacola le quitó el óxido a mis llaves me da miedo beberla. Con lecturas como éstas ese temor aumenta. Suerte que el gas me pica en la garganta y no soy capaz de tomar este tipo de bebidas : )
ResponderEliminarUna imagen muy ilustrativa para el post.
ResponderEliminarhttp://img.mensencia.com/2009/08/colas.jpg
que la coca cola también se usa para quitar el óxido también lo había leído... ¿por qué será tan secreta su fórmula entonces??
ResponderEliminarjajajaj jorge, sí, la imagen es MUY ilustrativa...